4 sept 2010

Dar

Dar

con la serenidad de las estrellas,
con la discreta gracia de la flor,
con todo el corazón.

Dar

sin la encumbrada fuente del orgullo,
sin la voz de piedad reblandecida,
sin el alma vestida de egoísmo.

Dar

en la honda tortura de la duda,
en el pobre camino sin verdad,
en la hora sin paz,
en la noche total del abandono.

Dar

ni con ansias de grata recompensa,
ni con el corazón envanecido,
ni aunque después de dar, te hayan herido...

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Diana P.

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